martes, 29 de noviembre de 2011

Así por encima

Últimamente me he topado con varios libros que quería mencionar.
Uno que NO quiero recomendar y que me ha decepcionado profundamente es Con el corazón en la mano de Chris Cleave. Hasta la mitad de libro, la narración es brillante, pensé un libro que merece la pena porque la cantidad de "purria" que se publica es realmente escandalosa. La historia explica las deseventuras Little Bee, una joven refugiada nigeriana en Londres que busca ayuda en un matrimonio que ha conocido dos años antes en su país en unas circunstancias muy traumáticas. Y hasta ahí puedo contar porque sino me cargo el libro. He leído críticas a posteriori, es decir, empecé el libro porque lo tenía cargado en el e-book y no recordaba de que iba, me engachó pero a mitad del libro, de repente es como si hubieran abducido al autor porque  los personajes se desinflan, los diálogos se empobrecen y suenan poco convincentes y en vez de estar leyendo un drama sobre una refugiada nigeriana estás leyendo un libro de Sophie Kinsella...
No sé, igual me pilló en mal día, todo es posible, hice lectura rápida durante algunas páginas hasta que lo abandoné, una auténtica pena. No lo entiendo, nunca hasta ahora me había pasado con un libro. Si lo teneis en e.book leed y juzgar por vosotros mismos.
Otro libro que sí quiero recomendar es La lluvia antes de caer de Jonathan Coe. Narra una historia a partir de unas fotos, cada foto una historia y poco a poco todas las piezas del puzzle van encajando. Muy bonito la verdad. Esta es la sinopsis:
Rosamond ha muerto. Tenía setenta y tres años, sufría del corazón y se había negado a operarse. Tras el entierro, el testamento. Rosamond nunca se casó ni tuvo hijos, y su herencia deberá repartirse entre Gill y David, los hijos de su hermana, e Imogen, una casi desconocida, que Gill vio una vez, hace más de veinte años, en una reunión familiar. Era una niña rubia y ciega de siete años, extraña y encantadora, que sedujo a todos los invitados. Gill encuentra varias cintas de cassette que Rosamond ha grabado y una nota donde le dice que las cintas son para Imogen, y si no la encuentra, que las escuche ella. Tras buscar sin éxito a la elusiva joven, Gill y sus dos hijas vuelven a oír la voz de Rosamond que, apoyándose en la minuciosa descripción de veinte fotografías, cuenta una historia de madres e hijas que va desde los años cuarenta hasta el presente, tres generaciones de mujeres ligadas por el deseo, la culpa, la crueldad, la ambivalencia de sus afectos... «Un impecable estudio de caracteres, y una vívida evocación de una época y un lugar» (Ed Wood, The Independent).

Pétalo carmesí, flor blanca

Sinopsis
Sugar tiene diecinueve años y ejerce la prostitución desde los trece, cuando su madre introdujo a uno de sus clientes en su cama. William Rackham es un caballero de treinta y un años, educado en Oxford, condenado a suceder a su padre en la industria familiar, pero que siempre ha deseado llevar una vida de goces intelectuales. Está casado con la hermosa Agnes, a la que ama, aunque ella odia el sexo y abomina de la maternidad. Y un día en que William se siente más iracundo que nunca, cae en sus manos un folleto donde recomiendan el prostíbulo de la señora Castaway, y elogian a su pupila Sugar. La jovencita seduce a William. Y él decide no compartirla con nadie, aunque tenga que optar por la empresa de su padre, y dividirse entre el pétalo carmesí y el blanco... Versión posmoderna de la novela victoriana, es también una apasionante indagación en el enigma de la femineidad.
http://www.anagrama-ed.es/titulo/CM_428


Es una buena novela, pero tiene en mi opinión altibajos, es decir, me a gustado a ratos y a otros he hecho una lectura "rápida". Me sobran personajes y unas cuantas páginas (es un libro largo)... A grandes rasgos es muy recomendable,  aunque no suelo dar puntuaciones (igual hoy me estreno), le doy un 7 sobre 10. Al parecer  la BBC ha hecho una miniserie del libro pero no se ha emitido en España y por internet no está ni con subtítulos y por las imágenes que he visto, pinta bien. Promete más como miniserie que no como novela.

martes, 8 de noviembre de 2011

El ocupante

La primera novela (y tercera de la autora) que me leí de Sarah Waters fue Falsa identidad, una intrigante historia de misterio ambientada en el Londres del s.XIX donde nadie es quien dice ser. Su lectura me cautivó al instante, no sólo por su argumento y por su estilo fluido y natural. Sarah Waters además de ser un icono dentro de la cultura lésbica es una escritora de calidad que llega a todos los públicos, tiene el don de fotografiar y radiografiar a sus personajes. Para ello los rodea del ambiente adecuado, evocando, sugiriendo y describiendo cada detalle a través de una variada riqueza narrativa. Es este bajo mi opinión, el mejor de sus libro cuya trama va tejiendo como una telaraña y cuyo argumento a mitad de la narración hace un giro de ciento ochenta grados dejando al lector gratamente sorprendido.
Afinidad fue su segunda novela, aunque la leí hace escasamente quince días (durante un tiempo la estuve buscando en la FNAC pero al parecer fue publicada su traducción al castellano en la ed. Anagrama en 2005, dos años después de la publicación de Falsa identidad). Ambientada también a finales del s. XIX en pleno auge espiritista, trata de la relación entre una supuesta medium encarcelada por agresión y una joven adinerada que la visita tras el fallecimiento de su padre y su posterior intento de suicidio. Fue una novela grata de leer aunque en ciertos momentos me resultó un poco pesada y cuyo final me vi venir...
El lustre de la perla fue su primera novela y a pesar de pertenecer a la temática histórica y ambientada en los albores del siglo XIX no narra una historia de misterio sino una historia de amor lésbico. Es una novela interesante y entretenida, describe la pérdida de la inocencia y el descenso de una joven a los ambientes marginales más bajos de la época.
De Ronda nocturna no recuerdo mucho más que me resultó una decepción. Algunos la catalogan como la mejor novela de la autora. Ambientada esta vez tras la 2ª guerra mundial,  se aleja de la temática de suspense que suele caracterizarla y ahonda más en la psicología social.
Estaba esperando como agua de mayo su último libro El ocupante, había leído buenas críticas sobre él (un lector empedernido me resumía con esta frase lo que me había sucedido tras la lectura de esta novela: mientes más que la contraportada de un best-seller o algo similar) y Sarah Waters, por si no se ha notado, es una de mis autoras favoritas. Así que a puntito estuve de comprármelo en edición digital hasta que recurrí a la biblioteca y a su servicio de préstamo interbibliotecario, por el módico precio de 1,20€ (que fueron 2,40€ porque también solicité el de Afinidad) me dispuse a poner ojos a la obra.
Esta es la sinopsis sacada del mismo libro de la editorial Anagrama:
"Un polvoriento día de verano llaman al doctor Faraday a Hundreds Hall, la mansión de los Ayres, en el desolado centro de una Inglaterra de posguerra que está cambiando aceleradamente. Faraday ya había estado allí cuando era un niño y su madre era una de las criadas de la casa. Se había colado como un pequeño fantasma en las regias habitaciones y, fascinado por tanta belleza, había roto una moldura de los artesonados de un corredor y se la había llevado. Ahora, gracias a los sacrificios de sus padres, es médico, aunque con una posición social no muy cómoda en el rígido sistema de clases inglés, y piensa que esta visita es un golpe de suerte. Pero Hundreds Hall, como sus dueños, ya no es más que la sombra de sí misma. Las tapicerías cuelgan en jirones, la carcoma se ceba en el interior de la casa y las malas hierbas arrasan los jardines. La señora Ayres aún es una señora elegante, que mantiene como puede su dignidad, aunque viva entre paredes desconchadas, sillones desvencijados y alfombras raídas. Roderick, su hijo, ha vuelto de la guerra cojo, lleno de dolores y cicatrices, enfermo de los nervios. Se ocupa como puede, y puede mal, de la casa y de la hacienda y va vendiendo las tierras y la familia se va comiendo el capital. Su hermana Caroline, algo mayor que él pero aún en la veintena, independiente, excéntrica, masculina y no desprovista de encanto, ha tenido que volver a Hundreds Hall para ayudarlo. Pero los Ayres no han llamado al doctor Faraday para que se ocupe de ellos, sino
de Betty, la joven criada de catorce años, que quizás solo está enferma de miedo, aterrorizada por aquello que percibe en la casa. Porque siempre son los niños y los animales los primeros en advertir lo siniestro. Aunque nadie la cree, en Hundreds Hall se oyen ruidos inexplicables, se ven sombras fugaces y marcas de fuego en las paredes y las cosas más familiares pueden volverse atrozmente perversas...


«El ocupante transcurre en esa deslizante frontera entre lo sobrenatural y lo psicopatológico y combina lo espeluznante con una aguda observación social. Una novela apasionante, perturbadora, infinitamente entretenida.» (Hilary Mantel, The Guardian)."
Pués bien, discrepo en lo de "apasionante, perturbadora e infinitamente entretenida". Si no lo dejé a la mitad fue porque era de Sarah Waters, porque tenía fe en que sucediera algo y salvo dos momentos (y lo dejaría en uno) de susto, la autora se podría haber ahorrado 500 paginas (el libro tiene 536) de interminables descripciones aburridas.  El ritmo del libro es extremada e insoportablemente lento y no sé en que estaba pensando cuando escribió el final, este sí lo voy a destripar porque te deja igual, 536 páginas para dejar un final de tomadura de pelo.Una auténtica pena por esta excelente autora que ha cubierto no precisamente de gloria con este libro.